De brillante, espectacular en ocasiones y emotiva siempre, con polifonía de altísima calidad, tengo que calificar la jornada de clausura del XIII Encuentro de Corales Hermano Daniel, celebrada el pasado sábado 11 de diciembre en el Teatro López de Ayala, con otro lleno de impresión y donde, al final, tuvimos un regalo extraordinario, con la actuación conjunta de la Banda municipal de Música de Badajoz y la Coral La Lírica, de Silla (Valencia), que hizo que las emociones se desbordaran, con el público, de pie, totalmente entregado, y el teatro a punto de reventar. Pero no adelantemos acontecimientos.
En primer lugar, el Coro Nur, de Madrid, nuevo en esta plaza, causó una gratísima impresión, por su extraordinaria creatividad y su poderío vocal, sus alardes tonales y su dominio del escenario y de otros espacios de actuación, como los palcos y el patio de butacas, donde actuaron al principio, en semipenumbra, con copas de cirios entre las manos, y al final, en la despedida. Dirigidos con mano experta por José Manuel López Blanco, tocaron todos los temas, tanto los clásicos como los populares y navideños, sin olvidarnos de la música ligera, siendo ovacionados por el distinguido público al término de sus actuaciones, regalando un extra al final, con atronadores aplausos y ¡bravos! a discreción.
Sin solución de continuidad, le siguió otra agrupación nueva en Badajoz, la Coral Polifónica de l'Agrupació Musical La Lírica, de Silla (Valencia), que demostró la categoría y la madurez de las grandes agrupaciones corales valencianas. Dirigida por Juan Salvador Llácer Celda, su actuación se dividió en dos partes. En la primera, interpretó breves temas clásicos y navideños, amén de algunos temas comerciales y músicas de grandes películas, que gustaron al respetable, premiando a sus integrantes con grandes ovaciones al final de sus intervenciones. Pero el no va más, la repera limonera, vino en su segunda mitad, cuando actuaron de forma conjunta la Coral de Silla y la Banda municipal de Música de Badajoz, dirigidas por el superdirector, Vicente Soler Solano, que lo hizo con su naturalidad acostumbrada, nada de los aspavientos ni las sobreactuaciones de otros directores teatreros.
LOS CHICOS DEL CORO
Las dos agrupaciones, de forma breve, pero intensa, hicieron un recorrido por temas clásicos, zarzuelísticos, operísticos y navideños, con la audiencia rendidita, al borde del pasmo. Y el mundo pareció que iba a pararse cuando los músicos pacenses y los vocalistas valencianos, todos a una, Badajozuna, interpretaron una selección de Lagarteranas, Barcarola y Lacrimosa. Y creo que se paró --no se oía ni una mosca, ni un móvil, ni una tos, ni un susurro...-- cuando sonaron los acordes de Los Chicos del Coro, Nabucco y Carmina Burana.
Las emociones se desbordaron y fueron más de uno y más de dos los que sacaron bandera blanca, en forma de pañuelos, de la emoción. Y, claro, pasó lo que tenía que pasar: el abajo firmante, maestrino de escuela de oficio y beneficio, hecho polvo, no pudo reprimir unas lágrimas furtivas cuando los artistas de la Coral y de la Banda interpretaron Los Chicos del Coro, al demostrarse, una vez más y en el mejor lenguaje cinematográfico, el poder transformador de la educación --en este caso, la coral-- con alumnos de cualquier nivel, lugar y contexto, en especial, los más difíciles. Y pude ver a otros espectadores cercanos haciendo pucheros, conteniéndose a duras penas y tragándose algunos lagrimones cuando estallaron los villancicos Arre Borriquito, Blanca Navidad, Campanas de Belén y Noche de Paz, con la Coral y la Banda en estado de gracia y la gente, emocionada a más no poder, a puntito del llanto, añorando escenas familiares que ya no volverán por Navidad, porque algunos de sus seres más queridos se marcharon a la azul inmensidad.
Pero la cosa no terminó aquí. Resulta que las dos corales invitadas, la Nur y La Lírica, junto con la Banda, con el escenario del López al completo, interpretaron, como broche de oro y despedida del certamen, el villancico Adestes Fideles, himno oficioso de todos los festivales navideños que se precien, con la gente ya de pie, rompiéndose las manos de tanto aplaudir. Apoteósico final, que tardaremos tiempo en olvidar.
DETALLES
Primoroso remate de la XIII edición del ya prestigioso Certamen de corales de Badajoz, por donde están pasando las mejores agrupaciones de España --además de las de Badajoz y resto de la provincia--, con el alto patrocinio de la concejalía de Cultura del Ayuntamiento pacense. Festival polifónico de alto nivel, organizado en el tiempo de Adviento, antesala de la Navidad, como homenaje al que fuera popularísimo hermano marista, Nicolás Goyoaga Leceta, más conocido como hermano Daniel, con uno de sus antiguos alumnos, Antonio Regalado Guareño, alma mater de la movida coral, tras las bambalinas.
Text escrit per Pedro Montero en el bloc "El avisador de Badajoz" el dia 13 de desembre de 2010